Insano sería alegar que algunas bandas parecen retroceder, en cuestión de edad, cuando integran sangre fresca en sus filas. Las renovaciones siempre vienen bien en casos especiales, como estancamientos creativos, carencia de futuro a corto plazo, necesidades internas… El caso del exitoso conjunto de Frozen Crown está siendo uno de los más debatidos en la actualidad. Bien sabemos que Federico y Fabiola son unos compañeros de guitarra excelentes cuando se trata de dividir las tareas rítmicas y solistas… La cuestión que genera polémica recae en la inclusión de una joven artista más a las seis cuerdas, Alessia. Es decir, hablamos de tres instrumentos cordófonos al más puro estilo de Iron Maiden. ¿Influye este hecho en la calidad compositiva y manejo grupal? La respuesta se encuentra en el reciente disco, «War Hearts», y quizás la sorpresa sea de un calibre inesperado en función de las diversas opiniones.
La épica apertura del álbum es toda una polifonía cordófona que las chicas expresan en solos barrocos, líneas veloces y belleza compositiva hasta que Federico arquea el riff principal en una calidad old school distintiva. La progresión de acordes en el estribillo guía los coros con la coda de las estructuras musicales, aunque todo el control absoluto de la rudeza se evidencia en el doble bombo de Niso (¡qué portento físico es, leñe!). La destreza solista de Fabiola y Alessia se bate en breves duelos y eso es una demostración altanera del poder femenino en Frozen Crown. En busca de riquezas y popularidad en el metal/rock moderno, «Steel and Gold» goza de un ritmo increíblemente original, fruto de la pasión de Federico en el power metal nacional de renombre como Rhapsody (of Fire) y Labyrinth a la vez que la sinfonía renacentista. No hablar de Giada es una falta de respeto, pues conforme la adultez se apodera de ella, más gusta escucharla al frente de la banda. El poco uso de la tecnología sonora salvo ciertos aspectos de producción hace que los riffs traigan el milenio pasado, hecho que no todos los artistas consiguen emular. Cuando se trata de hacer que el público responda a la llamada del cuerpo y el headbanging al máximo, Frozen Crown hará que «To Live to Die» resuene en cualquier rincón. Entre velocidad y alternancia de melodías muy creativas, la armonía se adueña del trío guitarrista con una visión diversa de solos y destreza personal.
Puede que «Night of the Wolf» siga, muy de cerca, la dinámica de los cortes previos. No obstante, el incremento del tempo es el principal protagonista que ambienta la potencia rítmica de Giada a los versos. ¡Más que cantar, da la sensación de que lee poesía! La influencia neoclásica es tan palpable que, si se trata del aporte de Alessia a la banda, ¡los aplausos no se le niegan! Sacando sonrisas por la pulcra técnica de Federico, «On Silver Wings» continúa la apuesta del contrapunto en el estribillo y la armonización de dos guitarras mientras que la tercera se une a Niso en los pilares de base. No es que Francesco esté ausente en el álbum, sino que sus graves no pueden competir (en presencia) con el triunvirato cordófono. En algunas pausas y breaks se le puede escuchar sobresalir, aunque no lo suficiente para ser uno más de la banda. Por ejemplo, «Edge of Reality» sí le presta algo más de atención al bajo. Los acordes mayores, libres de la soprano, hacen que Francesco apoye a la batería en la misma audacia y rapidez que el resto de compañeros. Está genial que Alessia sea la nueva de estrella del conjunto; ¡eso sí, tratando de no eclipsar a nadie! La bestial cantidad de solos en los temas es una delicia ótica, y lo mismo deseamos para Niso y Franceso (¡también tienen derecho!) «Bloodlines» aúna la rítmica medial con la delicada puesta creativa de ambas guitarristas, llegando Giada a ser una hormiga a su lado en referencia a su tono laríngeo. No es una sentencia detractora; ¡todo lo contrario! El equilibrio de género en Frozen Crown ha hecho que las canciones se sientan en el alma y mente a la vez, loando la labor de Alessia y su aporte artístico junto a su espíritu juvenil.
Cual elegía caballeresca y literaria, «I am the Wind» es un himno medieval que, sin ser folclórica, resulta en un incremento del valor musical. Un estribillo coreable donde el sexteto participa, melodías tranquilas en cierto azogue, multitud de teoría creativa… Es fácil imaginar la de gente que va a cantar, a pleno pulmón, este tema en directo. Parece como si se hubiera compuesto en favor de la multitud y entusiasmo del power metal, sin obviar ese captado break que puede pasar desapercibido. Ya que estamos en plena inspiración fantasiosa, «King of the Sky» despliega su orquestación pulsada con motivo de dar paso a la obra más larga y que cierra el álbum, «Ice Dragon». Obra no es la palabra que define esta canción, sino ópera en toda regla. Los actos bien diferenciados, Giada en pleno éxtasis de soprano en unas líricas métricas, las arias melódicas enérgicas de una calidad suprema, armónicos que se reparten a raudales entre los tres guitarristas, la necesaria ambientación bajista envuelta en las mejores progresiones… Siete minutos disfrutables que evidencian el alto talento que la banda italiana ostenta en su arsenal imaginativo. Es un camino totalmente diferente lo que se presenta con Frozen Crown, pues la banda se dirige a liderar el movimiento power metal italiano en solitario. Sin competencia en el terreno moderno, poco hay que decir sobre la adicción musical de Alessia, que rompe otro horizonte en favor de la igualdad y talento femenino en el arte musical. Vuestro redactor y crítico Wesker le adjudica una excelsa nota de 9. Demasiado fuelle en la fragua le queda a Giada, Federico y compañía, porque tras abrir el cofre de la velocidad, agresividad y más elementos del old school, ¡la madurez grupal se ha alcanzado de una maldita vez!
TrackList
- War Hearts
- Steel and Gold
- To Live to Die
- Night of the Wolf
- On Silver Wings
- Edge of Reality
- Bloodlines
- I am the Wind
- King of the Sky
- Ice Dragon
Review: alberto@metaltrip.com
Source: metaltrip.com