Lonely Fire – The last ride (2024)

“Un paseo por los 80”

Escrita por Christian Dárchez

Desde Cartagena nos llega el debut de Lonely Fire, una agrupación que nació como un proyecto hace unos 10 años pero que no fue hasta 2023 que la cosa tomó forma de banda hecha y derecha. Ellos son el cantante Frank Roses, los guitarristas Antonio Nano y Carlota Ágatha, el tecladista Paul Keys y la base rítmica integrada por el bajista Jay Maestre y el baterista Emilio Rider. Este año llegaron a su ansiado debut con el que lograron cautivar a más de uno, y después de escucharlo es muy fácil entender el por que

“The Last Ride”, debut de los cartageneros Lonely Fire, transita en una alianza entre el Hard Rock melódico de sabor ochentero y muy AOR con muchas influencias de Whitesnake, Vengeance, Europe, Axe, Boston, House Of Shakira, Ten por citar algunos pocos ejemplos. O sea, una onda muy revival que comparten liga con los suecos The Night Flight Orchestra y los americanos Fire Tiger si cabe la apreciación, lo cual no es muy difícil de dilucidar al escuchar los riffeos acompañados por los consabidos teclados en plan ochenteros y mucho estribillo coral al servicio de muy gancheras canciones como el inicio de la entradora Don’t Break my Window con la muy buena labor vocal de Roses que enseguida se adueña de la canción pasando por el duelo de guitarra y teclas en la marcha melódica de la estribillera Victory y la más machacosa y riffera Casual Encounter cuyo estribillo se adhiere enseguida a tu sistema nervioso (como la gran mayoría de las canciones). Lonely fire es de las más guitarreras con unos teclados más comedidos y algunas curiosas intervenciones de saxo. Con This Boy is Gonna Be Wild la cosa se pone más festiva y glammy mientras que “la sombra del blues” revolotea por la juguetona Fighter/lover. La cosa se pone mas popera con las teclas ochenteras dominando la marcha y el ambiente en Learn to Rock que se corona con muy buenos solos de guitarras y teclas. Para el final llegan la marcha melódica de Call of the Wild y la canción homónima del disco a modo de una balada que pese a no llamarme tanto cierra el disco de muy buenas maneras.

La producción como seguramente se estarán imaginando respira prolijidad y pulcritud por donde se la escuche, con las voces y los instrumentos sonando sin ningún tipo de impurezas, sumado a sus muy cuidados arreglos y, como no podía ser de otra forma, cuentan con una muy representativa portada. Aunque no soy fan de este tipo de propuestas (si bien no tengo ningún drama en escucharlas) es innegable que los cartageneros entregaron un muy buen debut, que nada tiene que envidiarles a las producciones internacionales, y que a la vez resulta imperdible para los fans del estilo.